Hoy es noticia en la prensa local la manifestación de ayer, por las calles de la Laguna, de un grupo de animales de dos patas que reivindican la descolonización de Canarias, la independencia como solución a todos nuestros problemas; desde la endémica diabetes, hasta el alto precio de la cesta de la compra.
Me deprime muchísimo ver cómo hay gente que todavía tiene el sigo XIX en la cabeza, y cómo se pervierte el concepto de identidad para hacer política. No niego la existencia de identidades colectivas, pero para mi, la identidad es un concepto eminentemente individual, que se forja en el interior de cada persona y no el molde editorial de un periódico de provincias.
Este tipo de noticias me deprimen, me hacen sentir la necesidad de volar en el primer avión con destino a... quién me conoce sabe a dónde. Sin embargo, al no poder escapar vía aeropuerto, lo he vuelto a hacer vía Biblioteca, en el TEA (tengo que escribir sobre este magnífico edificio, pero ahora no).
Curiosamente, esta tarde al llegar, descubro que la revista El Ciervo lleva por portada este mes, la siguiente: "De dónde te sientes. Las curiosas raíces de cada persona". Parece que alguien lo colocó allí justo para que lo leyera. Y eso fue lo que hice, por supuesto... Quince autores dan su opinión a semejante pregunta, todas interesantes. De entre ellas, voy a citar algunas:
Caballero Bonald recuerda el famoso adagio "Ubi bene, ubi patria" como respuesta, y añade que; "mi patria es mi ventana, incluso puedo agudizar esa aseveración, un tanto discreta, añadiendo que la patria es lo que se ve desde la ventana de la casa en que uno vive a gusto".
Otro de los encuestados, Francisco Rico, responde con más acidez; "el sentimiento de pertenencia a un lugar es un residuo de las condiciones de la edad feudal, cuando se vivía y moría atado a la tierra de un señor, o se era el señor de la tierra (...) Haber nacido en tal ciudad o vivir unos años en tal otra es menos importante que la cadena de supermercados donde uno compra."
No voy a reproducir aquí todo lo leído, podrían demandarme... pero lo cierto es que todos coincidían, de alguna manera, en una visión universalista del sentimiento identitario que me llena de esperanza...